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Inhibición de la Mordida




Par empezar a hablar de la inhibición de la mordida, nos vemos en al necesidad de explicar que significa esto y que causas son las que provocan su aparición, además de los motivos que persigue..

Hemos explicado en artículos anteriores, que los perros son por naturaleza “Sociales y Gregarios”. Lógicamente en todo grupo social debe de existir una serie de signos, de símbolos, muecas o comunicación verbal para que los diferentes miembros de ese grupo social puedan comunicarse.

En el caso de los perro no es diferente, ellos han adquirido un lenguaje a base de posiciones corporales, gestos, y sonidos que han perfeccionado a base de los años para mostrar a otros integrantes del grupo su estado emocional, sus intenciones, posición social, ... etc.



Aprendiendo a Inhibir la Mordida


Quizás esto sea lo más importante que tu perro debe aprender, parte fundamental de la socialización que como tal debe impartir su madre (la perra) y sus hermanos (cachorros). Como prácticamente todo en el cachorro y durante sus primeras semanas de vida, todo es enseñado mediante el juego.

Cuando los perritos juegan, se dominan, se jerarquizan, y también aprenden lo que es el dolor y la agresión. ¿De que depende la educación?

Bueno, cuando un cachorro juega demasiado fuerte y otro se lamenta de su agresión en el juego, este segundo cesa en la actividad, previamente habiendo emitido un quejido, que informa de la brusquedad en el juego que no procede, cesando el mismo.
En los neonatos, que disfrutan del juego evidentemente, se estimula pues el equilibrio en la mordida (si haces daño para el juego), (si eres delicado seguimos jugando).

La madre (perra) suele mantenerse al margen de estas relaciones, visionándolas, pero sin intervenir a no ser que en algún momento algunos de sus cachorros se sobrepase en el juego o no entienda las señales que el resto escenifica.

El 4º mes de vida marca el final de la enseñanza en esta actitud social, que acompañara al perro para bien o para mal el resto de su vida.

Las Señales de Calma o Apaciguamiento


Cualquier amante de los perros, más especialmente el propietario de alguno, habrá sido espectador más de una vez de una serie de gestos del perro, en sus paseos, en cuanto existe contacto visual con otro ejemplar y posterior acercamiento.

Las señales de calma son esas escenificaciones corporales: posición de orejas y cola, posición de la cabeza, movimientos de cabeza, lengua y cola, la mirada, lengüetazos, posición de las patas traseras y un sinfín de otras muchas que forman la expresión de los signos caninos, o sea “Su Lenguaje”

Cuando hablamos de la inhibición de la mordida que en multitud de ocasiones podemos observar, tenemos que hablar también indiscutiblemente de las pautas o “señales” de apaciguamiento o calma, ya que la autentica inhibición es provocada por el individuo que en ese momento esta recibiendo la acción de ser dominado o mordido.

Es necesario entender, que en las relaciones de los canidos, así como su estructura gregaria y social, existe lo que se llama una estructura piramidal, en la que en su cúspide se encuentra el “alfa” o líder, a continuación se encuentra “Beta” y después todos los demás o “Omegas”

Como hemos comentado anteriormente en otros artículos, la máxima en el perro pasa por cubrir sus dos instintos, la supervivencia y asegurar su estirpe (instinto sexual). En los estudios realizados en manadas de Lobos en libertad para segurar la primera es necesario asegurarse un buen territorio de caza, alimento y recursos; lógicamente para ello es fundamental contar una buena compañía o manada, que aumenta la posibilidad de acierto en el lance contra la presa.
Seria un despropósito que, durante las diferentes relaciones sociales, que estos animales tienen todos los días, surgieran grandes lesiones o heridas que infectándose causaran una reducción de la manada, miruiendo y con ello una significativa reducción en las posibilidades de caza. Lo que significaría, si se prolonga durante mucho tiempo esta situación, la final desaparición de la manada.

Por este motivo, la jerarquización entre elementos de la manda, se hacen con dureza, aprendida durante las primeras semanas de vida, pero a la vez con el suficiente tacto como para no causar lesiones irreversibles que puedan llegar a provocar la muerte de otro congénere. La mordidas de defensa en los perros son potentes, dirigidas normalmente al cuello de su adversario, en cuanto este se siente perdedor de este lance inicia su ritual o incluso antes de ser mordido previéndolo, echándose en el suelo y mostrándose sumiso ante el ganador o “Alfa”.

Estas señales informan a líder de la actitud e intenciones y protegen de una agresión al sumiso, estas señales son las inhibidoras de los ataques, genéticamente instauradas en las cabezas de nuestros perros y practicadas durante la niñez con sus mayores, que les enseñaban como formar parte de la manada.