miércoles

CONVIVENCIA: Educación, Respeto, Tolerancia

El único y verdadero espíritu de tolerancia consiste en tolerar conscientemente la mutua intolerancia
(Opinión)




Aunque en ocasiones nos gusta buscar el lado antropomórfico a las conductas de los animales, la verdad es que sus conductas distan mucho de lo que para la mayoría de sus propietarios les gusta resaltar. El perro como animal gregario se vincula a su grupo para cumplir con sus instintos, que solo son dos, el único fin en sus vida es sobrevivir y reproducirse.

No hay mas ciego, que el que no quiere ver.

Esto les lleva en ocasiones a manifestar conductas, no permitidas, desde el punto de vista de la convivencia humana, esto no quiere decir que el animal este cometiendo algún error, solo se comporta como su base de eto-especie le confiere. Cuando la adquisición de un perro se realiza en su fase cachorro, la responsabilidad por parte de su propietario es mayor, ya que, como animal que cuenta con la característica de poder ser sometido a una impronta etereoespecifica (es formado y aprende de otras especies) su tenedor, es responsable del grado de educación y socialización alcanzada en la fases más avanzadas (adulto). Cuando la adquisición es de una animal adulto, no es menor o diferente, la responsabilidad.

La responsabilidad de la educación, modificación de conductas indeseadas, socialización activa, cumplir con las necesidades de un animal y permitir que las disfrute tanto el animal como los integrantes del resto de la sociedad que convive con él, es únicamente responsabilidad de su propietario. Un perro se comportara como perro, si la persona que lo guía no lo controla e inhibe las conductas desfavorables o no admitidas en esta sociedad humana. Si, esta sociedad es humana, es necesario que nos resignemos a pensar esto, independiente mente de que tanto animalistas como homólogos en otros ámbitos luchemos en contra de esta realidad (yo me incluyo), que algún día, y con mucho esfuerzo, esperamos cambiar.

Atendiendo, a lo plasmado en párrafo anterior, no cabe duda que para que una sociedad conviva con el mayor grado de respeto y educación, tanto aquellos que quieren ser propietarios de un animal, como aquellos que no solo no quieren, sino que además, se sienten “asqueados” por esta situación de la convivencia o imposición legal de un animal, es necesario una gran cuota de respeto y educación por parte de todos. De la misma forma que yo no me subo en el coche de nadie cuando se encuentra aparcado, por mucho que me guste sus interior, o disfruto de la piscina de una residencia privada por mucho que me guste el baño matinal; los derechos de una persona empiezan y terminan en donde comienzan el del vecino.

En este caso, el derecho de un propietario de un animal comienza, por tener una tenencia efectiva, libre, y satisfactoria del mismo, de la misma forma, el derecho de otras personas no concienciadas o adversas a este pensamiento tiene el derecho de no sufrir al animal en ningún momento. El equilibrio se encuentra en la tolerancia, en la concienciación de la posibilidad de error, y en la valoración del prójimo como alguien que quiere y desea el bienestar del vecino y no su mal estar.

Es de todos sabido, los malestares que se han ido ocasionando recíprocamente, por los diferentes ciudadanos (propietarios y no propietarios de animales) que día a día han ido engordando una situación, que en estos momento ya se ha vuelto tensa entre la sociedad, segregándola e individualizándola, todos deberemos realizar una reflexión sobre nuestros diferentes actos y buscar un encuentro, para convivir, como ya he dicho antes, bajo la tela del respeto y la educación, ya que ellos, son perros, serán perros siempre, y no tienen la culpa de las acciones irresponsables del humano que los lleva integrando en esta sociedad desde hace unos 16.000 años.

Un saludo.



Manuel Villar y Dorado
Mas Etologia Aplicada.

1 comentario:

Javier R Batallé dijo...

Completamente de acuerdo. Un gran artículo. Gracias.